El regreso de Ana Conda

Publicado en por elincomodador

Esta tarde me ha llamado mi amiga Ana Conda. Hacía tres años que no oía su voz, que no leía un menaje suyo. No es que estuviéramos enfadados, es que pusimos distancia. Estábamos saturados, como intoxicados el uno del otro. Como cuando te sienta mal una cena y estás toda la noche incómodo.

Además, mucha gente creía que Ana Conda no existía y que era el modo de disfrazar mi fobia hacia una ex jefa, nada que ver. Los que me conocen saben que mis fobias no las resuelvo con metáforas, ese quizá sea el problema.

La llamada de Ana Conda me reconcilió con mi pasado. A veces, creemos que hemos vivido situaciones que en realidad no se han dado nunca.

Bueno, Ana Conda me ha puesto al día de su vida y yo de la mía. La de ella mucho más interesante y plena. Después de 23 minutos al teléfono me dijo que tenía que dejarme, tenía cita con su vidente. Le dije que le preguntara por mi, por mi futuro y entonces Ana Conda se quedó en silencio unos segundos y me dijo : " Un vidente no te va a resolver lo que un desagradecido ha olvidado", y después de decirme no se qué de un perro que se ha comprado, colgó.

Es cierto, el agradecimiento es algo innato, como beber agua cuando tienes sed o tomarte un ibuprofeno cuando estás de resaca. Es un acto reflejo. Lo malo es que cuando estás en la zona de confort, lo innato se vuelve excepción. Y a mi a no ser que salga en el Vogue, lo excepcional me repugna

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