Desahuciar a la infelicidad

Publicado en por elincomodador

Llega un momento en el que debes tomar una decisión: ser infeliz o dejar de serlo. Y no es fácil. Bueno en realidad nada que tenga que ver con la felicidad lo es.

Un día te miras al espejo y ves frente a ti a alguien que no se parece en nada a lo que siempre soñaste ser. Cuando eras pequeño y te preguntaban qué querías ser de mayor, seguro que nunca respondiste lo que has visto esta mañana frente al espejo mientras te cepillabas los dientes. Pero ahora es así, y tampoco te parece tan mal. De hecho no tienes tiempo ni para planteártelo.

La rapidez de los segundos confirman esa ley de que nada es para siempre, excepto la infelicidad. La infelicidad  es cómoda y no le gusta nada la vida nómada.  Cuando encuentra la oportunidad de instalarse en un lugar, aunque no sea de su agrado, se queda.

Hay personas que incluso han tenido que pedir amparo al juez y exigir el desahucio  de su propia  infelicidad. Y en ocasiones, ni con esas. Hay infelicidades que son okupas toda su vida…y toda la tuya

La infelicidad se convierte en rutina y así impide que te enteres de que ha invadido tu espacio. Te daría un consejo, pero creo que esto es como los tratamientos de estética , que cada caso merece un estudio y diagnóstico personalizado.

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