Alfombras rojas y sorpresas

Publicado en por elincomodador

BDV7K4sCUAEVcBR.jpgHay algo muy cruel en toda alfombra roja, sobre todo desde que las redes sociales permiten criticar desde el sofá.

La crueldad de la que hablo tiene que ver con la desgracia de pasar desapercibida, como si no hubieras acudido, y esto tiene que ver mucho con las invitadas con las que tengas la mala suerte de compartir la alfombra.

 

El último ejemplo ha sido la 27 edición de los Premios Goya, donde nadie ha podido superar a Nieves Álvarez. Es lo que yo llamo un claro ejemplo de " invitada caperucita", esa de la que nadie puede quitar los ojos de encima "para verla mejor".

Obviando la imposibilidad real de desbancar a una mujer como Álvarez, voy a centrarme en los tres aspectos que pueden hacer de ti una invitada invisible, es decir, que nadie sepa si has ido o no porque ni se te recuerda, ni hay ganas.

 

El primer fallo a evitar si quieres ser recordada es disfrazarte, esto que es muy básico hay quien aún no lo ha entendido. Una alfombra roja no es ni un carnaval, ni una fiesta temática en el piso de tu vecina, ni una ocasión para demostrar que te gusta mucho la pluma y la lentejuela. Así que empieza a borrar de tu cerebro palabras como " brillos", " raso" , " boa", " sombrero" ( del tipo que sea), " guantes" y " peluca", mal llamada ahora por las modernas, "extensiones. Es decir, borra de tu vestuario cualquier palabra que puedas utilizar para salir en carnaval.

 

El segundo fallo: el acompañante. Esto es como cuando vas a la playa y te pones al lado de la más gorda para parecer delgada. Aquí igual. Siempre al lado de la más carnavalera.

 

El tercer error tiene que ver con el peinado. Nunca un traje de fiesta con un look capilar de sacar al perro, es decir, siempre hay que preguntarse: ¿ si me pusiera un pijama la gente creería que me acabo de despertar?. Si la respuesta es sí, vas a ser una invitada olvidada, pero es que además puede que esa imprudencia te lleve a que alguien crea que te has quedado sin agua y con el champú sin enjuagar.

 

Dicho esto, hay que entender que una alfombra roja es un espectáculo para la vista, pensado para dar información en apenas dos minutos . Si no te has hecho los pies, zapato cerrado, y si no te has depilado la ceja, flequillo para despistar. Juguemos con la imaginación pero sobre todo no seas una invitada "kinder", de esas que al quitarse el abrigo nos muestran la sorpresa que esconde su look.  La clave de una alfombra roja es no sorprender, el estilo y el buen gusto son tan exquisitos que prefieren paralizar, las sorpresas en estilismo no son buenas compañías., así que deja el efecto sorpresa guardado bajo llave cuando te inviten a una alfombra roja

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